jueves, 19 de noviembre de 2009

Tamana, süchon wayuu. Tamana, hija de mujer wayuu



Apreciados Lectores me dirijo muy respetuosamente a ustedes,agradeciendoles de antemano su visita y constante interes,lamentablemente hemos tenido una serie de dificultades, ya que las fotografias aqui publicadas han sido tomadas con fines comerciales y lucrativos,Nuestro blog tiene fines educativos y cada trabajo es resultado de un proceso arduo de investigacion por parte de la estudiantes y sus maestras,asi mismo las fotografias son tomadas por mi persona la adminstradora del Blog,Wendy Pinedo Uriana docente de esta pretigiosa institucion Internado Indigena San José y quien edita la informacion,esta prohibida la reproducción total y/o parcial de esta sin permiso de mi persona,ya que esto conllevara a litigios legales que no queremos tener,pues nuestro principal interes es dar a conocer nuestra cultura y publicar el trabajo que cada docente realiza en compañia de sus estudiantes



Cordialmente


Wendy Pinedo Uriana

Docente/Administradora


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Por Manuel Larreal

Según cuentan las ancianas wayuu (alaü’layu), las plantas (wunu’u), en los orígenes del mundo eran personas humanas, tenían vida poseían espíritu (aseyuu). En ellas moraba el aliento de la vida, los poderes de la curación, la sabiduría plena, el poder del conocimiento…eran las primeras hijas de Mma, la Madre Tierra. Pero las wunu’u sucumbieron como primera generación de seres vivientes porque no supieron aprovechar el poder del pensamiento dado por el Creador…eran demasiado pasivas, se conformaban con su sabiduría, les faltaba el espíritu dinamizador para darle continuidad a la obra de vida en la tierra.
Cuando la generación de las wunu’u sucumbió ante la debilidad natural de no poder desarrollar la plenitud de la vida, surgió del seno de Mma, la Madre Tierra, la primera generación de wayuu. Desde las sagradas entrañas de Mma, la Madre Tierra, surgieron las primeras mujeres wayuu…ellas fueron las primeras…ellas fueron las que recogieron los primeros poderes, las primeras sabidurías, las primeras cualidades y los primeros conocimientos de las wunu’u.
Todos estos secretos recogidos por las primeras mujeres wayuu las fueron depositando en pequeñas mochilas, que se conservan hoy en día…son las alania (contras protectoras), ellas son las que protegieron, protegen y protegerán la salud corporal y espiritual de todo el pueblo wayuu. De esta manera el conocimiento recogido por las primeras mujeres wayuu de las plantas, las convierten en poseedoras del poder de la curación…ellas son las que sanan los males de los wayuu.
Partiendo de los trozos de este relato del pueblo wayuu, recogido y transmitido desde nuestra oralidad y que se conserva hasta ahora, trataremos de acercarnos al proceso de formación de la mujer wayuu, como un componente importantísimo para entender la relevancia del liderazgo de las mujeres wayuu en la actualidad.

1) Shii Tamana, la madre de Tamana (se reserva su nombre), al enterarse que estaba embarazada se lo comunicó a su mamá, abuela y demás mujeres del grupo familiar, quienes diagnosticaron que el fruto de esa gestación era una niña, por lo tanto, se debían de activar todos los preparativos tradicionales para que la futura mujer viniera al mundo con todas las fortalezas que debe tener la futura mujer wayuu.

2) Cuidados y rituales especiales al saber si viene una niña: El primer cuidado es un régimen de alimentación estricto, acompañado de rituales especiales para invocar los espíritus protectores. Esto lo realizan las mujeres wayuu conocedoras de estos secretos ancestrales mediante la preparación de infusiones, baños con hierbas, cantos shamánicos. Todas estas acciones tienen la finalidad de brindarle protección a Tamana, quien heredará los rasgos culturales de su clan para seguirlo transmitiendo a las futuras generaciones.


3) Cuidados de la madre: Shii Tamana, la madre de Tamana, como mujer primeriza, cuenta con el apoyo y los consejos del resto de las mujeres de su entorno familiar para realizar las tareas del hogar, guardar el reposo requerido, los ayunos y las dietas necesarias para mantener su cuerpo en forma. La tranquilidad, la serenidad, el descanso y la alegría forman parte de esta dosis de comportamiento que debe asumir toda madre wayuu para garantizar el bienestar de la futura criatura.

4) El momento del parto: A medida que se acerca el día del alumbramiento los cuidados se intensifican. La gran mayoría de las mujeres wayuu prefieren dar a luz en su casa, bajo el cuidado de las parteras conocedoras de este oficio ancestral. Una recomendación muy repetida para las mujeres primerizas es que no deben quejarse de los dolores naturales del parto, porque el quejido puede debilitar su capacidad de aguante ante las adversidades de la vida y puede transmitir esta debilidad a su hija. La internalización de los dolores del parto son sinónimos de la fortaleza interna que debe llevar toda mujer wayuu en la vida cotidiana. El resto de la faena estará a cargo de la partera, con la ayuda de todas las mujeres para velar por la asepsia, la comodidad y la tranquilidad de un parto exitoso.

5) Cuidados de la futura mujer: El nacimiento de Tamana fue todo un éxito. El ambiente familiar se llena de regocijo y esperanza. Nació una futura mujer wayuu. Los detalladísimos cuidados realizados con la madre, se repiten con la hija. Los utensilios de cerámica que sirven para los preparados de los baños, bebidas y para otros usos no pueden ser utilizados para otros fines. Los cuidados hacia Tamana se mezclan con los rituales tradicionales que servirán para protegerla de las malas influencias, mal de ojo y la envidia.
6) El paü’ú. El aislamiento después de la primera menstruación: La niñez de Tamana transcurre con toda normalidad, juegos, responsabilidades compartidas, formación de parte de los adultos, etc.
A los doce años empiezan los cambios biológicos, desarrollo de los pezones y con ellos la llegada de la primera menstruación. Esta es la señal del inicio del período de iniciación del proceso formativo de toda mujer wayuu. Tamana deberá ser aislada del resto de la familia, bajo la guía pedagógica de una tía, abuela o la propia madre. Durante tres días la Tamana no debe consumir alimentos sólidos porque éstos pueden perjudicar su organismo, solamente debe tomar alimentos líquidos: chicha caliente a base de maíz, y algunos medicamentos tales como: Jaawapi, Kasuusu, Paliisa, Wuitoushi. Estos medicamentos son para conservar su lozanía y mantenerla saludable.
Otros rituales durante estos primeros días de aislamiento se refieren al consumo de bebidas depurativas, baños con hierbas medicinales, corte de caballera al rape, se le cuelga un chinchorro a una altura cercana al techo de la casa donde Tamana debe permanecer con mucho cuidado, sin moverse, no debe hablar en voz alta para que no sea escuchada por extraños, acompañados de la explicación y de su sentido.

7) El proceso de formación: Culminado los rituales, Tamana debe permanecer aislada, sin tener contacto con otras personas extrañas. Es el inicio del proceso de formación donde es orientada por su mamá y una tía con reconocidos principios morales, para que ella aprenda a valorar las leyes, costumbres, los conocimientos sobre la medicina tradicional, la interrelación con el mundo espiritual, la comunicación con los ancestros que murieron, el manejo y adiestramiento del arte wayuu.
8) Anaajawa. El segundo entierro: Una etapa importante del rol de las mujeres wayuu en nuestra cultura se refiere a la ejecución del segundo entierro. En la tradición del pueblo wayuu, transcurridos diez años después del primer entierro, se debe exhumar los restos del familiar fallecido. Esta tarea la realizan, generalmente, las mujeres. Previo a la ejecución de este ritual, la mujer que le tocó realizar esta acción, tiene que someterse a un proceso riguroso de preparación en donde abunda de nuevo el ayuno, la meditación en el silencio de las tres noches previas a la ejecución. La mujer que ha sido seleccionada para esta ceremonia ejercerá el liderazgo familiar, por su valor y su entrega en asumir los roles culturales asignados por la tradición y recalcados en su proceso de formación. Tamana, a sus catorce años, está consciente de las responsabilidades que deberá asumir cuando le sea requerido por su comunidad.
9) Mujer wayuu, madre, depositaría de los saberes de la cultura wayuu: El tiempo de aislamiento vivido por Tamana le sirvió para recibir toda la información y la formación de su futuro rol como madre. Ella será la responsable de transmitir la continuidad del eiruku (clan) Ipuana en el espacio y en el tiempo, porque todo wayuu hereda el parentesco a través de la línea materna. Tamana también ha recibido toda la información sobre los saberes y conocimientos que tiene el pueblo wayuu sobre los poderes heredados de los ancestros wunu’u (plantas) para ejercer el arte de curar, para devolver la salud a los wayuu afectados por los males y las dolencias. Parte de la información está relacionada con los códigos secretos y destrezas para comunicarse con los ancestros, interpretar y ejecutar los mandatos de los sueños, conocer los detalles de la ley wayuu, su aplicación oportuna en la superación de los conflictos y el restablecimiento de la armonía en la comunidad, la simbología, destrezas y ejecución del arte wayuu en general, incluidos los tejidos, elaboración de los chinchorros, conocimientos sobre la cerámica, incluyendo la elaboración de la vasija en donde serán depositados las osamentas de aquellos seres queridos que nos precedieron en el camino hacia Jepira.
Para concluir transcribo el testimonio de un grupo de mujeres wayuu quienes están sufriendo en carne propia la violencia generada por grupos armados paramilitares en la baja guajira colombiana: “En varias ocasiones nos mandaron a decir los grupos paramilitares que dejáramos de reunirnos porque ellos no permitirían que nadie se organizara en la región, porque temían que desafiáramos su poder. Pero nosotras queríamos retarnos, desafiar nuestra propia fuerza y nuestro poder, de manera que la estrategia que empleamos, después de muchas deliberaciones, fue la de simplemente reunirnos muchas mujeres a tejer nuestras mochilas…la cita para la reunión era compromiso ya de algunas, de manera que entre nosotras comenzamos a pensar que la única estrategia para que nadie nos sacara de nuestro territorio seria seguir tejiendo. Pero luego se suscitaron más inquietudes al respecto. Una mujer dijo entonces que no podíamos sólo tejer, que debíamos seguir hablando nuestra lengua; luego otra dijo que debíamos usar nuestros vestidos por siempre y nunca más utilizar la ropa occidental y, finalmente, otra más dijo que seríamos maestras de nuestros discernimiento…”
Así son las mujeres wayuu…Tamana graba en su memoria estos testimonios para convertirlos en aprendizajes para la vida y así seguir manteniendo la vigencia de la cultura de nuestro pueblo.